Estos bares no son modernos ni bonitos, pero son de los que te ponen una buena tapa con cada caña, las raciones son como las de antes, y te sientes en casa desde que entras. En Rivas todavía quedan bares así, y estos cinco son apuesta segura.
En Lo Mejor de Rivas tenemos debilidad por esos bares de toda la vida. No por nostalgia, sino porque hay algo en ellos que cuesta encontrar hoy en día: gente que te atiende de tú a tú, cañas bien tiradas, tapas que alimentan (no sólo adornan el plato), y un ambiente donde nadie tiene que hacerse el interesante. Aquí vienes a comer, beber, hablar y pasar un buen rato, sin más pretensiones.
Te traemos cinco bares que representan esa esencia. No son nuevos ni modernos, y precisamente por eso nos gustan. Son parte del barrio, de los domingos de raciones, de los “una y nos vamos” que se convierten en sobremesas largas.
Si preguntas por bares auténticos en Rivas, Don Primitivo sale sí o sí. Es el típico bar al que entras una vez… y ya te conocen para siempre. Parte de ese encanto lo pone Julio, su dueño, que tiene el don de acordarse de cada cliente, de saber lo que te gusta y de hacer que cualquier visita se convierta en un rato agradable. Su simpatía y su forma de llevar el local son, literalmente, parte del sabor del sitio.
Aquí la caña viene con tapa de las buenas: tortilla, arroz, salchichas, empanadillas… cambia según el día, pero siempre cumple. Y si te lanzas a pedir raciones, apunta: huevos rotos, lacón a la gallega, oreja, calamares o mollejas. Cocina tradicional sin maquillaje, y de la que te deja el estómago contento.
El Fogón del Tapeo tiene ese toque de bar de carretera con alma casera. No tiene el interior más bonito del mundo, pero si buscas sabor auténtico, te vas a quedar a gusto. Las tapas salen con cada caña y no decepcionan: cazuelitas con guiso, torreznos crujientes, migas, morcilla o incluso fideuá, dependiendo del día.
Lo lleva gente de barrio, que no intenta venderte una experiencia gastronómica, sino que te da de comer bien, y punto. Y eso vale mucho. Tienen terraza, y es ideal para tardes de tapeo largo con amigos o un plan improvisado de mediodía que se alarga más de lo previsto.
A pesar del nombre, que puede sonar más moderno, De Cañas tiene el espíritu de los bares de barrio. Te ponen tapa con la caña (como debe ser), las raciones salen rápidas y calientes, y el ambiente es el de siempre: gente del barrio, charla animada y camareros que no paran.
Es de esos sitios donde puedes ir a ver el fútbol con buena compañía o a tomarte algo sin prisas. La tortilla está muy rica, y los huevos rotos, la sepia o las croquetas suelen salir bien servidas. A veces hay tapas especiales, otras te sorprenden con un platito de arroz o de callos que saben a gloria.
Este bar está dentro del Centro Comercial Zoco, y aunque su local no llama especialmente la atención, es uno de esos sitios en los que te sientas y ya estás a gusto. Las tapas acompañan la caña sin preguntar, y suelen ser de las que alimentan: desde unas patatas con alioli hasta unas albóndigas, chorizo al vino o ensaladilla.
Tienen terraza tranquila, mesas altas y ese ambiente de vecinos de siempre. Si buscas un bar donde puedas hablar sin gritar, picar algo sin mirar el reloj y tomarte dos o tres rondas sin que suba demasiado la cuenta, este rincón es una opción muy digna.
Este sitio tiene más alma de casa de comidas que de bar de tapeo al uso, pero si lo que buscas es comida rica, raciones bien servidas y un trato cálido, apunta bien este nombre. Nadia lleva el sitio con una mezcla de profesionalidad y cercanía que se agradece, y su cocina tiene ese punto casero que te hace volver.
Tienen menú diario, pero si vas solo de cañas, no faltará una tapa decente con cada una. Las raciones son abundantes y hechas con gusto. Muy buena opción si quieres comer por poco, pero bien. Y encima, con ese trato amable que lo cambia todo.
📍 C. Antonio Muñoz Molina, 1, Local 7, Rivas-Vaciamadrid
Estos cinco bares no buscan ser los mejores en decoración ni en tendencias. No tienen carta de vermuts de autor ni ensaladas con hummus de remolacha. Pero si quieres una caña bien tirada, una tapa caliente, una ración que se comparte de verdad y un ambiente donde nadie finge, estos son tus sitios.
Pásate, pide lo que te apetezca, y disfruta. Porque en Rivas aún quedan bares que son bares. Y eso, a estas alturas, es casi un lujo.